Homilías Dominicales del Ciclo A




domingo, 23 de enero de 2011

Pescador de Hombres


Liturgia de la Palabra en el

III Domingo del Tiempo durante el Año

Ciclo A

27 de Enero de 2008

R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ

(Audio 21' 59")



"Yo os haré pescadores de hombres", dijo el Señor a sus Apóstoles; por eso no hay distintos tipos de sacerdotes según las épocas, pues su imagen ha sido dibujada por el mismo Dios para hacer de puente entre Él y los hombres, participando en la mediación de Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote.
Por sus manos en alto, ascienden las plegarias y anhelos del pueblo que le ha sido confiado, como el humo del incienso que se eleva incesantemente, y por sus manos que bendicen, desciende la misericordia de Dios como lluvia benéfica que fecunda la esterilidad de los hombres.

Si bien vive entre los hombres, por su consagración el sacerdote es un hombre separado, un alma en tensión entre el llamado de Dios, a quien no puede traicionar, y el de sus hermanos, a quienes no puede olvidar. Esta separación le duele y será, hasta el día de su muerte, tanto su modo de participar en la Cruz de Cristo como la fuente de sus más puras alegrías, porque abandonándolo todo lo encuentra todo.
Es el profeta de Dios, el que habla en su lugar, el que denuncia los pecados de los hombres y sus propios pecados. Su voz no será tímida porque tiene resonancia divina, ni mundana porque no tiene derecho a diluir la Palabra de Dios sino a transmitirla íntegra aún a costa de su vida. El mundo será su principal adversario, porque no le perdonará que le recuerde y perpetúe, de generación en generación, a Aquel a quien creía haber eliminado para siempre en la Cruz.

El sacerdote actual vive una situación paradojal. Si en épocas pasadas pudo, en algunos casos, olvidarse de los hombres por su entrega a Dios, hoy corren el peligro contrario: olvidarse de Dios y hacerse hombre como los demás, incluso en el pecado.
Existe una tendencia a horizontalizar a la Iglesia, a olvidar los bienes verticales de adoración y de trascendencia, a no hablar a Dios de los hombres sino a los hombres de los mismos hombres. Un sacerdocio así no puede atraer a los jóvenes, porque la juventud no ha sido hecha para el placer sino para el heroísmo, y quizá a eso se debe la falta de vocaciones que padecemos en la actualidad.
Pidamos en el Santo Sacrificio de la Misa, que el Señor multiplique el número de santos sacerdotes, porque la grave crisis por la que atraviesa la Iglesia tiene un sólo remedio: buenos obispos y buenos sacerdotes, que se victimen con Cristo y lleguen a ser los hombres de la Eucaristía, cuyo vivir sea el vivir del Señor.

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En la Ilustración: "La Pesca Milagrosa" (1515), uno de los siete grandes modelos para la confección de tapices que Rafael pintó con destino a la Capilla Sixtina, y hoy se conservan en el Victoria and Albert Museum de Londres.

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