Homilías Dominicales del Ciclo A




domingo, 26 de junio de 2011

Sacrificio, Comunión y Viático


Liturgia de la Palabra en la

Solemnidad de Corpus Christi

25 de Mayo de 2008

R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ

(Audio: 26' 31")


Para oír y/o bajar la Homilía, despliegue esta entrada.


De la Misa de Corpus Christi, redactada por Santo Tomás de Aquino, aprendemos que el Sacramento de la Eucaristía tiene una triple mirada: al pasado en cuanto Memoria del Sacrificio de la Cruz, al presente por la gracia especial que la Comunión nos da, y al futuro porque es preludio del Cielo. Por lo cual, la teología de este Santísimo Sacramento puede resumirse en tres palabras: Sacrificio, Comunión y Viático.

Aún cuando muchos predicadores lo han dejado en el olvido, por ser la Eucaristía verdadero sacrificio, al asistir a misa, vamos al pie del Calvario y abrimos los labios para recibir la sangre que sale del costado de Cristo.
Podríamos imaginar que en todas las misas de la historia, los cálices fueron llenados con la sangre que cayó el Viernes Santo. Porque la misa es, en esencia, lo mismo que la Cruz; a la cual hay que unir nuestros sacrificios y nuestra disposición al martirio para completar lo que falta a la pasión de Cristo.

En el presente, la gracia propia que nos da este sacramento es la unión con Cristo y con la Iglesia. Los santos padres compararon la Eucaristía con el matrimonio, porque así como en éste los cónyuges se hacen una sola carne, en aquella el alma se une a Cristo con unión nupcial, con amor esponsalicio; que debe ser también unión con la Iglesia porque, como dice san Juan Crisóstomo, "cuando uno entra en el interior de Cristo al comulgar, allí se encuentra con un bosque de hermanos en la Fe".

Para el futuro, la Eucaristía es viático del peregrino que, caminando por el desierto de la vida, se dirige al cielo. Concepto que debe ser encarnado en la "verticalización" de nuestras vidas. Como dice san Agustín, el hombre ha sido hecho vertical para señalar que tiene vocación a las alturas, que es llamado a dirigir su corazón hacia lo alto.

En el oficio de Corpus Domini, cantó santo Tomás de Aquino: “O Sacrum Convivium, in quo Christus sumitur, recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur - Oh Sagrado Convite en el cual se recibe a Cristo, se recuerda la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura”, señalando los tres aspectos que tiene la Sagrada Eucaristía como Sacrificio, Comunión y Viático.
Que la devoción hacia ella sea, junto a la la devoción a la Santísima Virgen, uno de los dos pilares de nuestra Fe.


Oiga la Homilía con calidad CD Estéreo

La grabación incluye la Secuencia de Corpus Christi.


¡Baje la homilía (estéreo) desde Gloria TV!



Oiga la Homilía desde Esnip's

Calidad Mono - Peso 4 veces menor
Ilustra esta entrada: "El Triunfo de la Iglesia sobre la furia, la discordia y el odio" (1626), óleo sobre tabla de Pedro Pablo Rubens, que se conserva en el Museo del Prado, Madrid.

Destinados al convento de las Descalzas Reales de Madrid, Rubens pintó una serie de cartones para tapiz con el tema del Triunfo de la Iglesia sobre sus enemigos, encargados por la gobernadora de los Países Bajos, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia.
Concretamente en esta escena, la Iglesia -representada por una mujer sobre un carro triunfal portando la Eucaristía- arrastra a la Ceguera y la Ignorancia, pisando con las ruedas de su carro al Odio, la Discordia y la Maldad. Un ángel subido en un caballo lleva las llaves y el pabellón papal.
La composición, como todas las de la serie, está llena de movimiento y de diagonales y escorzos, siguiendo el característico estilo del artista. Las figuras se sitúan en primer plano para implicar al espectador. El dinamismo de la escena se acentúa con el colorido y el claroscuro empleado.
Para desarrollar aun más el concepto de barroquismo que marca toda la obra de Rubens, ha recurrido a colocar dos columnas barrocas en los extremos y dos arquitrabes en la zona superior
e inferior. A esta arquitectura ha adosado la escena como sí de un tapiz se tratara, aludiendo al cuadro dentro del cuadro tan habitual en esta época. Fuera del supuesto tapiz se observa la bola del mundo, aprisionada por la serpiente que simboliza el mal.
El simbolismo de la composición alcanza a los colores: azul, carmín y blanco para las virtudes y oscuros para los vicios.
El Triunfo de la Eucaristía sobre la Herejía, y el Triunfo de la Eucaristía sobre la Idolatría también forman parte de la serie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario